miércoles, 20 de marzo de 2013

Veintiocho

Porque, después de los días grises, siempre vuelve a brillar el sol. Porque ese sol puede estar en la tierra y darte el abrazo en el momento oportuno.


Porque te da la fuerza que, a veces, te falta y porque conoce cuales son tus puntos débiles y le saca más partido a tus virtudes.


Por el color amarillo y los ojos de marquesa.


   
Porque nunca llueve eternamente. 



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