jueves, 23 de mayo de 2013

Jorge Luis Borges, todo un vividor.

          Hace unas horas, cambiando de canal en la televisión, me encontré con una voz que recitaba un poema. Me satisfizo ver un espacio dedicado a la literatura, tan importante para enriquecernos y que tantos momentos de fruición nos da, al menos para mí. Pero lo que me dejó realmente embobada fue el contenido del poema. Maravilloso canto a la vida.


Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver a atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo



domingo, 5 de mayo de 2013

Cordón de amor.

          Me buscó, me encontró y nos enamoramos al instante. Mejor dicho, me quiso desde el momento en que supo que existía. Cuando salí a la luz, me regaló una vida que me esperaba con los brazos abiertos. Yo le cogí un dedo de su mano, ella me entregó su amor en ese momento. Sabíamos que estábamos hechas la una para la otra. 
         Inquieta, revoltosa, como una niña con zapatos nuevos, buscaba su fragancia a todas horas. Ella me lo daba todo sin pedirme nada a cambio. ¡Qué generosa! Como las flores que dejan que las abejas vengan a por su néctar. Como la flor más bonita de mi jardín, mi rosa sin espinas, mi brisa fresca. Como la espuma de las olas que se llevan todo lo malo y te traen sensaciones nuevas. Como la sonrisa más bonita de mis mañanas y los besos más dulces de mis noches. Su tacto que va siempre conmigo. Mi tesoro más preciado y la perla de mi vida, la más bonita y brillante. La luz de mi camino y el lucero de mis sueños. 
        Porque es la alegría de mi vida, mi libertad y mis metas a lo largo del camino. Mi orgullo, satisfacción y admiración. Porque es mi madre, la que me dio la vida y la que me regala la suya todos los días. Porque se entrega en cuerpo y alma por nosotros. Porque sabe ser madre, madre de verdad, con todas sus letras, sus derechos y obligaciones, con todo lo que ello conlleva. Por los valores y las lecciones de vida y humanidad que nos inculca. Porque es el espejo donde mirarme. Porque... me encantaría parecerme tantísimo a ella. 
        Infinito es el amor y las ganas de amarla más cada día. Parece cosa de locos poder querer tanto a una persona, pero no lo es. La cordura se desata dentro del corazón cada vez que la veo aparecer. Es mi motivo constante, es mi madre. La suerte de mi vida.